Los órganos sexuales internos de una mujer
Los órganos sexuales de dentro del cuerpo de una mujer (órganos sexuales internos) son:
- vagina;
- cuello uterino;
- útero;
- trompas de Falopio;
- ovarios.
La mujer también tiene músculos del suelo pélvico en la parte baja del abdomen. No son órganos sexuales, pero son importantes para el bienestar sexual y el placer sexual de una mujer.
Vagina
La vagina es una vía con forma de tubo que lleva del exterior del cuerpo a la entrada del útero (cuello uterino). Tiene aproximadamente 10 cm de profundidad.
La vagina tiene unas paredes elásticas que descansan cerca la una de la otra. Las paredes pueden tensionarse (haciendo que la abertura sea más pequeña) o relajarse.
Durante su período menstrual una mujer pierde sangre a través de su vagina.
En la entrada de la vagina está el himen, un borde de tejido flexible.
Durante las relaciones sexuales, el pene se introduce en la vagina (penetración).
Los bebés nacen a través de la vagina durante un parto natural.
Cuello uterino
El cuello uterino es la vía que lleva de la vagina al útero.
El cuello uterino normalmente está cerrado y se abre durante el parto.
Lo mejor para una mujer es realizarse una citología vaginal del cuello uterino a partir de los 25 años si ya ha tenido relaciones sexuales. Esta citología vaginal sirve para detectar enfermedades como el cáncer de cuello uterino o infecciones de transmisión sexual (ITS), como el VPH.
Útero
El útero tiene el tamaño y la forma de una pera invertida.
El útero crece durante el embarazo junto con el bebé. Después del parto, el útero recupera su tamaño normal.
Trompas de Falopio
La mujer tiene 2 trompas de Falopio, una a cada lado del útero.
Una trompa de Falopio lleva un óvulo desde el ovario hasta el útero.
Ovarios
La mujer tiene 2 ovarios. Cada ovario está conectado a una trompa de Falopio.
Los ovarios almacenan los óvulos de la mujer. Cuando nace, ya tiene todos sus óvulos.
El ovario es del tamaño de una fresa.
Los ovarios son importantes productores de hormonas femeninas. Estas hormonas influyen por ejemplo en la piel y los huesos, y le indican al cuerpo cómo prepararse para el embarazo. Durante la menopausia, una falta de estas hormonas puede provocar cambios de humor y sofocos.